La disfunción eréctil, a menudo denominada impotencia, es la incapacidad de lograr o mantener una erección suficiente para mantener relaciones sexuales satisfactorias.
La disfunción eréctil es muy común, especialmente en los hombres mayores de 40 años. El 13% (aproximadamente 1 de cada 8 hombres adultos) de la población masculina tiene este problema.
Tener problemas de erección ocasionales no suele ser motivo de preocupación, pero si la disfunción eréctil se produce con frecuencia, debe acudir al médico aunque se sienta avergonzado. En ocasiones, pueden ser necesarios fármacos específicos u otros tipos de tratamiento para tratar la disfunción eréctil.
Causas físicas de la disfunción eréctil
La disfunción eréctil puede causar estrés, disminuir su autoestima y crear problemas con su pareja. La dificultad para conseguir o mantener una erección también puede ser una señal de alerta de factores de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades, incluidas las cardiovasculares.
La erección es un proceso complejo en el que intervienen el cerebro, las hormonas, los nervios, los músculos y los vasos sanguíneos. La disfunción eréctil puede estar causada por daños en cualquiera de estas áreas. El estrés y las preocupaciones también pueden provocar o agravar esta condición. A veces, puede estar causada por una combinación de problemas físicos y psicológicos. Por ejemplo, un problema físico que empeora la erección puede provocar ansiedad, que a su vez puede agravar la disfunción eréctil.

En muchos casos, la disfunción eréctil está causada por enfermedades, estilos de vida poco saludables, malos hábitos y medicamentos. Las causas más comunes son: Enfermedad cardíaca, Vasos sanguíneos obstruidos (aterosclerosis), colesterol alto, Presión arterial alta, Diabetes, Obesidad.
El síndrome metabólico, una condición que implica un aumento de la presión arterial, niveles altos de insulina, grasa corporal alrededor de la cintura y colesterol alto: enfermedad de parkinson, esclerosis múltiple, ciertos medicamentos, fumar, enfermedad de peyronie, desarrollo de tejido cicatricial en el interior del pene, alcoholismo y otras formas de abuso de sustancias, trastornos del sueño, tratamiento del cáncer de próstata o del agrandamiento de la próstata, cirugía o lesiones que afecten a la zona pélvica o a la médula espinal.
Causas psicológicas de la disfunción eréctil
El cerebro desempeña un papel fundamental en el desencadenamiento de la serie de acontecimientos que provocan una erección, empezando por la excitación sexual. Hay una serie de factores que pueden interferir con el deseo y causar, o exacerbar, la disfunción eréctil, entre ellos: Depresión, ansiedad u otra enfermedad mental. Estrés. Problemas de relación debidos al estrés, a la falta de comunicación o a otros problemas.
Causas endocrinas (hormonales)
Las enfermedades endocrinas más relacionadas con la aparición de la disfunción eréctil son el hipogonadismo y la hiperprolactinemia. En el hipogonadismo se produce una reducción de los niveles de testosterona, que va acompañada de una disminución del deseo sexual y de la actividad eréctil. En cambio, en los hombres con hiperprolactinemia se produce un aumento de la prolactina, lo que provoca un déficit eréctil asociado a una disminución de la libido y a la infertilidad. (Reserve una consulta endocrinológica).
Causas vasculares
Localmente, las patologías vasculares responsables de la disfunción eréctil pueden ser de naturaleza arterial o venosa. En el primer caso, la disfunción eréctil está causada por la reducción del flujo sanguíneo al pene, mientras que la enfermedad venosa impide que la sangre quede atrapada en el tejido cavernoso del pene.
La aterosclerosis es sin duda la causa más común de disfunción eréctil de origen arterial; otras causas de daño vascular que deben mencionarse son la cirugía y la radioterapia de la pelvis. Desde el punto de vista sistémico, la enfermedad cardiovascular es una de las principales condiciones que predisponen a la disfunción eréctil. Una persona con cualquier tipo de enfermedad cardiovascular tiene un riesgo más de dos veces mayor de desarrollar una disfunción eréctil que un varón sano. La hipertensión arterial, una condición extremadamente común en la población general, conduce a la disfunción eréctil en alrededor del 20% de los hombres hipertensos.
El infarto de miocardio provoca una disfunción eréctil en más del 45% de los pacientes y una mayor frecuencia de disfunción eréctil se encuentra en sujetos con ictus u otros accidentes cerebrovasculares (alrededor del 85%). (Reserve un examen cardiológico).

Exámenes
Suele ser necesario realizar pruebas. Las pruebas de laboratorio incluyen la medición del nivel de testosterona en la sangre. Si el nivel de testosterona es bajo, los médicos miden otras hormonas. En función de los resultados de la historia clínica y de la exploración física, también puede ser necesario realizar análisis de sangre para comprobar la existencia de diabetes, trastornos tiroideos y trastornos lipídicos no reconocidos previamente. Por lo general, estas pruebas proporcionan a los médicos información suficiente para planificar el tratamiento.
En ocasiones, los médicos inyectan un fármaco en el pene para estimular la erección y, a continuación, utilizan la ecografía para evaluar el flujo sanguíneo en las arterias y venas del pene. En raras ocasiones, los médicos pueden recomendar el uso de un monitor doméstico que pueda detectar y registrar las erecciones durante el sueño.
Factores de riesgo
A medida que envejece, su erección puede tardar más tiempo y no ser estable. Los factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la disfunción eréctil son: Diabetes y enfermedades del corazón. Fumar (reduce el flujo sanguíneo y puede, con el tiempo, causar problemas de salud que conducen a la disfunción eréctil). El sobrepeso y la obesidad. Cirugía de próstata o radioterapia para el cáncer, u otros tratamientos médicos. Daños en los nervios o arterias que intervienen en la erección. Medicamentos, incluidos los antidepresivos, los antihistamínicos y los medicamentos para tratar la presión arterial alta, el dolor o las enfermedades de la próstata. Problemas psicológicos, como el estrés, la ansiedad o la depresión. El consumo de drogas y alcohol, especialmente si es un consumidor de drogas a largo plazo o un bebedor empedernido.
Complicaciones. Las complicaciones derivadas de la disfunción eréctil pueden ser: Vida sexual insatisfactoria. Estrés o ansiedad. Vergüenza o baja autoestima. Problemas de relación. Dificultad para tener hijos.